De paseo por el Malecón y el Hotel Nacional.

El Malecón es visita obligada cuando uno recorre la Habana, son ocho kilómetros de paseo que bordean la costa y que nunca duermen. Hay cubanos pescando, charlando, bailando, paseando,... Al recorrerlo se puede ver el Castillo de la Real Fuerza, el Castillo de San Salvador de la Punta, la embajada estadounidense, el Hotel Nacional,... De los tres días que estuvimos en La Habana, los tres acabamos en el Malecón.

La primera visita nos acercamos en un triciclo que nos dejó por su parte intermedia y luego fuimos andando hasta subir al Hotel Nacional para visitar sus hermosos jardines.

El Hotel Nacional se inauguró en diciembre de 1930 (tras catorce meses de construcción a cargo de 8000 obreros) y está situado en una colina del Vedado. Es Monumento Nacional y reconocido Memoria del Mundo por la UNESCO. Por sus habitaciones pasaron Churchill, Fleming, Marlon Brando, Hemingway,... y fue centro de reuniones de la Mafia de Estados Unidos (en 1946 hubo una reunión de 500 capos celebrando una reunión de seis días de duración). Tras la Revolución fue un centro de entrenamiento para mujeres campesinas y, posteriormente, fue reinaugurado como centro turístico.


Aunque no estés alojado en el Hotel, siempre tienes la opción de entrar y contemplar ese enorme vestíbulo y los preciosos jardines traseros con cafetería y sus hermosas vistas al mar y al Malecón, sobre todo  es recomendable la visita al caer la tarde y ver como se va oscureciendo el horizonte.


En el jardín puede verse una red de túneles y baterías antiaéreas cavados en el jardín durante la Crisis de los Misiles. También tienen una zona con pavos reales y árboles exóticos.

Después volvimos andando hasta nuestro apartamento en la zona vieja, una buena tirada pese a los atajos entre las callejuelas habaneras.

Otra de nuestras visitas fue en el trencito turístico. El inicio de la línea está junto a la Terminal Marítima y va haciendo paradas por todo el Malecón hasta el final del recorrido junto al Hotel Meliá. Con la compra del billete se hace el viaje ida y vuelta, pudiendo bajarse en la parada que desee. Los niños no pagan.

Y la otra bajando desde el Paseo del Prado y recorriendo su parte más pegada a la zona vieja habanera.

La luz en los edificios es mágica...

Y eso que en nuestra visita eran aún visibles los estragos del Huracán Irma en forma de desperfectos, de arena sobre el paseo,...

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